miércoles, 3 de abril de 2013

APRENDE A ENSEÑAR, ENSEÑANDO APRENDERÁS

Por mucho que la mayoría de la gente piense lo contrario, la verdad es que ser un buen maestro no es sencillo. 

Los futuros maestros nos esforzamos por aprender cada día a enseñar; aprendemos diferentes metodologías, leyes educativas, formas de motivar a nuestros futuros alumnos, además de contenidos de cada asignatura.

Para ser maestro hay que sentir la vocación, ya que se va a dedicar toda una vida a ello. Personalmente, sé que acerté cuando decidí estudiar esta carrera, ya que va con mi forma de ser, y porque quiero devolver al mundo todo lo que me ha enseñado, y que aún me queda por aprender.

Ser un buen maestro no consiste en estudiar 4 años y aprobar unas oposiciones, porque eso lo puede hacer cualquiera. Ser un buen maestro conlleva una responsabilidad con tus alumnos, un esfuerzo y un afán de superación por seguir formándote día a día, sin dejar de aprender nunca. 

Un maestro jubilado me dijo una vez que no se llega a ser un buen maestro hasta que no das tu última clase, tras años y años de ejercicio y formación contínua, y que no se es consciente de ello hasta que un antiguo alumno, después de muchos años, se acerca a saludarte y a darte las gracias por lo que se hiciste por él o ella. 

Como alumnos, sabemos si alguien es un buen maestro cuando tienes un recuerdo de esa persona grabado en la memoria, y que te marcó para toda tu vida. 

Dentro de varios años me gustaría poner en práctica todo esto que estoy aprendiendo, y seguir aprendiendo cada día de cada situación, de cada momento, de cada clase, de cada uno de mis futuros alumnos y de cada uno de mis compañeros, y llegar a ser ese maestro jubilado al que saluden por la calle y den las gracias, de ser recordado por mis alumnos, de ser un buen maestro.


1 comentario:

  1. Nunca se deja de aprender o por lo menos nunca se debe dejar de aprender. Y, por supuesto, de los que se aprende muchísimo y casi nunca se tiene en cuenta es de los alumnos.
    Estoy segura de que serás un maestro de los que saluden por la calle cuando estés jubilado, como bien dices en la entrada: un maestro de los buenos.

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