lunes, 13 de mayo de 2013

EL IMPRESIONISMO

El Impresionismo nace como una evolución del Realismo y de la Escuela paisajística francesa de finales del siglo XIX. Se inicia en 1863, con la creación del Salon des Refusés, como respuesta a los Salones Oficiales de Otoño, caracterizados por un arte simple, estancado, poco creativo y original.

El impresionismo recibe influencias de la teoría de las sensaciones de Locke. "Parte del principio de que todo conocimiento, incluso el abstracto es adquirido, y proviene de las sensaciones, de la experiencia (empirismo), rechazando las ideas innatas".
También las innovaciones de Corot y de otros paisajistas de la "Escuela de Barbizon" y  de las teorías ópticas de Maxwell.

Características del Impresionismo son una técnica rápida, de largas pinceladas cargadas de materia pictórica, obras estructuradas en series, el predominio del fragmento sobre el todo, eliminan de su paleta el color negro, efectos de captación "instantánea", efectos de borrosidad, etc.

El Impresionismo trae consigo una transformación social y filosófica.  Por un lado, florece la burguesía y, por otro, surge el positivismo.

                                                    Imagen: "Sol naciente", Monet.

La burguesía, un nuevo fenómeno social, adopta sus propias costumbres. Uno de esos cambios afecta al campo, que pasa de ser un ligar de trabajo a ser un lugar de ocio, mediante excursiones. Es el mundo retratado por Monet Renoir. La ciudad, en cambio, se convierte en un nuevo espacio para la nueva clase social: aparecen personas que pasean, que muestran sus riquezas, y que asisten a espectáculos franceses en los jardines parisinos. También tiene mucha relevancia la noche y sus habitantes, los locales nocturnos, el paseo, los cafés, etc. Autores como Toulouse-Lautrec se inspira en estos ambientes.


                              Imagen: "La toilette", Toulouse-Lautrec

El positivismo trae creaciones llenas de objetividad de la percepción, poniendo de manifiesto contenidos científicos sobre el color y la luz. Según esto, cualquier objeto natural, visible, afectado por la luz y el color, es susceptible de ser representado artísticamente.

Con el Impresionismo surgen también dos fuerzas sociales emergentes: la crítica de arte, que se encargará de encauzar el gusto del público; y los marchands, los vendedores de arte, que colocan sus cuadros en las mejores colecciones del país.

Autores importantes son  Corot y Millet,  referencias más inmediatas en Francia, apoyados por la innovación de los paisajes de Turner. Esta tendencia paisajista la desarrollaron los integrantes del denominado Grupo de Batignoles, llamados así por vivir en el barrio del mismo nombre. Éstos son Monet, Boudin, Renoir...

Apuestan por una pintura plana y bidimensional porque en realidad es como percibe nuestra retina.

También toman referencias, especialmente de color y composición, del Siglo de Oro español.

El japonismo añadió al impresionismo grabados que enseñaron a los artistas una forma nueva de ver el espacio y de utilizar los colores planos, sin intentar falsificar la realidad del cuadro con la tercera dimensión.
Finalmente, la fotografía también aportó su granito de arena, aunque no está claro si la espontaneidad de la captación del momento la aprende el Impresionismo de la fotografía o, más bien, es al contrario. 



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