La educación en nuestro país tiene un pequeño problema: muchos profesionales de la enseñanza se hacen llamar maestros pero, ¿lo son en realidad?
En un mundo en el que la educación es un pilar fundamental en la vida de las personas, el trato que reciben los encargados de llevar a cabo esta tarea deja mucho que desear, pues muchos denominan "cursillo" a la formación de los futuros maestros y maestras.
El acceso a los estudios de Magisterio está abierto a que todo el mundo que obtenga una calificación apta mínima pueda cursar nuestra carrera, y muchas de estas personas deciden estudiar el arte de la educación por no obtener una nota suficiente para realizar los estudios que realmente deseaban.
Nuestro pequeño mundo está lleno de personas frustradas que deciden estudiar Magisterio como última opción, y no por sentir esa necesidad, no tienen una verdadera vocación.
La educación de los niños y niñas no puede quedar en un segundo plano, y su cometido debe recaer sobre aquellas personas que realmente sienten vocación por esto.
El verdadero maestro, el maestro vocacional, es aquel que siente la necesidad de transmitir unos valores a los demás, que siente la necesidad de educar a esas pequeñas personas. Y todo debe hacerlo con ilusión, poniendo ganas a cada cosa que hace, luchar por conseguir las metas que se propone y motivar a los demás.
Imagen: www.visiondemujer.com
El maestro que nunca deja de aprender enseñando, y que obtiene una satisfacción educando a las futuras generaciones, es el verdadero maestro, el maestro por vocación.
Me encanta :)
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